Fue en la clase de religión, que daba don Víctor, el de literatura, cuando, con motivo de un trabajo relativo al amor y sus diferentes interpretaciones, unos compañeros pusieron el disco de Radio Futura, para escuchar aquel tema de la Moda Juvenil. Previamente nos habíamos tragado y atragantado con otras canciones y ritmos más cursis, de cuando el Dúo Dinámico y su novia menor. Pero parece que con aquella melodía y letra de la Futura, con la del Dúo no, le habíamos dado el argumento que precisaba para enviarnos al infierno de cabeza. Y es que de lo que se trataba era de demostrarnos que el amor se había convertido en los 80 en una frivolidad, nada de compromiso y responsable actitud que exigía. Y señalaba con dedo inquisitorial aquellas líneas en las que se hablaba de estar enamorado de los chicos, de las chicas y de los maniquís. Asunto este último perturbador por las implicaciones que acarreaba, supongo que por las muñecas hinchables, (menos mal que no pusimos a la Mondragón ese día). Allí estuvo el hombre dándonos la tarde con un asunto que ni nos iba ni nos venía, porque de aquella música no nos interesaba más que el ritmillo para el bailoteo en la fiesta de Cervantes, que era la boite que en el colegio de la competencia, los maristas, se celebraba todos los sábados, y acudíamos para el frote fugaz y conocimiento del sexo ajeno.
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