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sábado, 1 de marzo de 2025

La guerra nuclear era de mentirijillas

Mira que si estalla la III Guerra Mundial y se acaba el mundo. Qué pena para Trump que no podrá hacer más grande América, o para Putin, que no podrá resucitar la de los zares. Los judíos ya no tendrán ocasión de crear un nuevo reino y los chinos no abrirán más tiendas de todo a cien. Musk no viajará a la Luna y nadie guardará cola para comprarse un Iphone o subirá un vídeo al Tik Tok. No conoceremos al nuevo Papa, ni averiguaremos quién ganará la liga. Tampoco sabremos el resultado de los oscars, ni veremos la última de Almodóvar, y nos perderemos el final de la novela de la siesta. No quedará nadie para escribir la historia de ninguno de aquellos, ni para leer la de los antiguos. Eso sí, lo habrá subido todo el mundo a la nube, saludando y sonriendo.

Pero no dramaticemos, veamos el lado bueno. Ya no tendremos que preocuparnos de buscar trabajo y comprar una casa, la ruina del alquiler, o un coche. De que no nos llegue el sueldo a final de mes. De pagar esto y lo otro. De esta enfermedad o aquella. De esta inundación o aquel terremoto. De la comida en casa de los suegros o el cumpleaños de los amigos de los niños. Ya no tendrán ocasión de engañarnos los políticos. En fin, bien visto, casi que son más las ventajas.

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