Hay un algo raro en esto de despertarse a destiempo y no hallar el momento del almuerzo o de la cena que motiva que no nos situemos en lo cotidiano. Los cambios de hora, que obedecen a los caprichos de los que nos guían, nos apartan de la realidad diaria y nos obligan a inventarnos otra. Es en estos días cuando no distingues entre la vigilia y el sueño. La mañana te cunde más, porque estás en la de ayer, y la tarde se te hace noche cuando te asomas por el café. Si a esto lo acompañas con lo de un señor que iba para santo, pero tocaba culos tras echar el pestillo, o que todo el mundo es terrorista para Israel y los coreanos están en la frontera con Rusia, empiezas a sospechar que lo de la IA es más serio de lo que parecía, que estamos perdidos en un episodio de expediente X.
No hay comentarios:
Publicar un comentario