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martes, 29 de abril de 2025

Del apagón

Quedamos a oscuras y descubrí el embrujo de la bóveda celeste, que era como ciudad sin límites en las alturas, y quedé fascinado por el número de constelaciones y estrellas que pude contemplar con una nitidez sorprendente, y comprendí a su luz lo alejados que estamos de la realidad.

domingo, 27 de abril de 2025

El maestro, el cura y un primo bastardo

Don Manuel Gómez era un maestro de los que se formó en la república y abrió un colegio que se llamaba la Santísima Trinidad, porque su mujer se llamaba Trinidad, y de este modo pudo ganarse la vida en la difícil posguerra, con más o menos fortuna. Todos los años sus alumnos pasaban el examen de doctrina con sobresaliente. El cura a cargo del mismo señalaba con satisfacción que los alumnos de don Manuel conocían las Sagradas Escrituras mejor que los de los jesuitas. Este ministro de la Iglesia, Espinar Hidalgo, había hecho un hijo durante la guerra, pero se lo pasaron por alto porque eran pocos los curas que habían sobrevivido a la revolución. Contaba mi padre, de este primo lejano, que era un buen muchacho, tanto como el cura que velaba por ellos.


sábado, 26 de abril de 2025

La blanca era como un anillo

La blanca era el preciado pasaporte que todo recluta ansiaba para no tener que volver al cuartel, pero no te la devolvían hasta pasado un año. Ese día era como hacer la comunión o algo por el estilo porque al fin formabas parte de la sociedad y podías andar sin marcar el paso, que era pisar con la izquierda, pero sin oír la voz de orden. Algunos se asomaban donde se tallaban los quintos para darles con ella en las narices y decirles con satisfacción aquello de "la pelas de gordo, que yo ya la he pelao". Ahora, los que pelamos la mili, corremos a buscarla entre los papelotes del pasado por si suma algo a la inexorable jubilación que, con esperanza, se otea en el horizonte. No falta el chistoso que te dice que te podrías reenganchar. No le lanzas un escupitajo verde a un ojo porque ya eres una persona civilizada, pero saboreas con gusto el detalle de que lo mismo la blanca te cuenta algo, que el bocas no va a pillar.


jueves, 24 de abril de 2025

Dos caballos amigos

Yo tuve dos caballos de aquellos de plástico que venían en sobres de indios y americanos, así los llamaban. Eran dos caballos salvajes con la crin alborotada y sin riendas, blancos, que pertenecían, supongo, a los comanches o los siux, nunca lo tuve muy claro. Estos dos caballos eran mis favoritos y me acompañaban a todas partes. Yo los hacía vivir grandes aventuras, carreras, peleas, diálogos, porque los caballos hablaban entre ellos. No había tarde que no cobrasen vida en mis manos. Un día tuve la mala suerte de que uno de ellos se cayó por la ventana, por jugar sobre el alféizar. Desde un cuarto piso me asomé a ver si lo veía, y allí estaba, entre las hojas de un arbusto, muy quieto, esperándome. Como era muy pequeño no supe sino advertir mi impotencia para recuperarlo y me juré hacerlo en cuanto que me viese en la calle. Su compañero estuvo triste toda la noche, llamándolo con relinchos de pena. Al día siguiente, cuando bajé a la calle para ir al colegio, me acerqué por él pero, por más que lo busqué, ya no estaba. Imaginé, que se lo habría llevado otro niño, sin intención de devolverlo, un niño muy malo que vivía muy lejos. Desde ese momento, el hermano gemelo perdió importancia en mis juegos, y pronto fue otro más en una tambor de detergente Colón que estaba lleno de otras figuras de animales y personajes. Un día descubrí que también había desaparecido, desde entonces no he dejado de sospechar que se marchó a buscar a su hermano, y he soñado que en un futuro quizás nos reunamos y volvamos a correr juntos.


miércoles, 23 de abril de 2025

El día de esa cosa llamada libro

Ya está ahí el día del libro, que es ese montón de hojas impresas que con el tiempo se vuelven amarillas, y que cuando se junta con otros se convierte en una biblioteca y después en un problema de espacio e higiene. Los libros no te hacen mejor ni más sabio, en realidad más solitario y escéptico. El libro es un gasto innecesario que te han hecho creer indispensable. En la antigüedad la gente usaba la memoria, se llevaba la biblioteca en la cabeza. De este modo te soltaban el romancero, la Biblia o el refranero popular sin pestañear y a la velocidad del google. Te cruzabas con un sujeto descalzo y con barba que le crecía hasta los pies y te contaba la Odisea mientras se comía una ristra de ajos o se rascaba el culo, y tu le respondías con la Divina Comedia y te mesabas el sobaco. Después aparecieron unos tipos que te vendían un trozo de piel de cabra con unos garabatos asegurándote que de ese modo no tendrías que perder el tiempo memorizando, que era un invento genial. Y entonces se inventaron el negocio del libro y el de las estanterías, que vino muy bien a los carpinteros. La gente ya no memoriza porque si lo hiciese no podría presumir de que tiene muchos libros en casa. Todo buen famoso que se precie tiene un porretón de libros y los enseña, aunque no los toque. Ahora que has plantado un árbol y no tienes hijos por que no se llevan, los del negocio del libro te invitan a que escribas uno, pero pagándolo. Cuando compres uno piensa en la de árboles que han perdido la vida, y que todas esas tonterías que lees ya estaban en tu cabeza, que no te has molestado en investigar porque suponías en los estantes. Si no me crees haz la prueba. Coge uno al azar, lee el título, y verás que pronto imaginas una historia. Importa poco si coincide o no con la del autor, sino que tu mente vuele alto.


martes, 22 de abril de 2025

Las monedas de la discordia

En ocasiones acompañaba a mi abuela, cuando se dirigía a casa de su hermano a comprar productos de la huerta. Allí mismo, en el corral, era atendida por su cuñada. Cambiaban impresiones, se contaban las cuatro novedades y algún que otro chisme. La una le pedía una cosa y la otra le elegía lo mejor. Que si un melón, el más grande. Si unas habas, las vainas más gruesas. Si mi abuela pedía un kilo, la tía le daba uno y medio. A mi abuela no le agradaban aquellos favoritismos, porque era como robarle a su hermano, y expresaba su enfado con gestos de disgusto. El momento más importante del negocio era el del pago. La tía María bajaba el precio, mi abuela lo subía. Si mi abuela le daba de más, la otra le daba vuelta, pero mi abuela no la aceptaba. Resultaba cómico verlas reñir por unas pesetas, sujetándose una a otra por las muñecas, intentado meterlas por el escote de la contraria si se ponía a tiro. Para mi fortuna, después del forcejeo, siempre solucionaban el conflicto del mismo modo: me obsequiaban con las perrillas que ninguna quería.


lunes, 21 de abril de 2025

El Papa siempre lo es

Llama la atención el despliegue informativo, declaraciones y panegíricos sobre el fallecido papa. Ha sido un no parar. Nadie se ha quedado atrás a la hora de proporcionar un elogio, una frase, una anécdota, un recuerdo, un abrazo, un selfie, incluso un libro. Ahora se echan en cara unos y otros si lo han despedido con más o menos entusiasmo, y no hace ni tres días lo estaban enterrando con más o menos gracia, la de los chistes al caso. Leo que los comunistas han despedido a Francis con más calidez que VOX. A este papa ya lo han señalado de izquierdas las izquierdas, olvidando que murió como jefe de la Iglesia de siempre, porque la iglesia, Católica, va a seguir siéndolo. Son demasiados años, siglos, para arrojar el Vaticano por la ventana, no es cuestión de tirar del mantel y desbaratar la Santa Cena. Esta ha sido una revolución sin perder el bonete, que son las que tienen la garantía de que todo permanezca en su sitio. Se echa en falta a un san Jerónimo, que ponga los puntos sobre las íes, pero es que santos como aquel eran demasiado puntillosos o, quizás, orgullosos.


Del resucitado

Lo que más me choca de las celebraciones de Semana Santa, donde todo es chocante e irracional, es el asunto del Resucitado, que es la última procesión y la que menos seguidores tiene. Nunca he terminado de comprender ese regusto por el sufrimiento en los pasos de la pasión, a altas horas de la madrugada, y el poco atractivo de la resurrección a plena luz del día. Es un contraste abrumador. La última debiera ser la más importante, la más celebrada, la más numerosa en capirotes y fieles, pero es la que queda atrás por la desbandada, esa huida de maletas y operación retorno, un huracán que se lo traga todo, y devuelve a la gente a su infierno cotidiano. En el fondo, en todo lo católico hay un ateísmo profundo, un regodeo en el dolor y un eterno retorno al sacrificio. El resucitado es un remate, un punto final, y eso es lo que no agrada, porque lo que gusta es que las ruedas del mundo giren y giren una y otra vez. Nadie está preparado para detenerse definitivamente en el paraíso.


El circo de Ramón, el de las greguerías

Me he comprado en el de ocasión uno de Ramón Gómez de la Serna, del 17, que se titula El Circo. Ramón era aficionado a montar la carpa en el Pombo, con los amigos de provincias que acudían a hacer carrera en Madrid, en las variedades que ofrece el mundo del arte. Trae ilustraciones del propio Ramón, que dibujaba como el que hace greguerías,  y de Apa, que pintaba mucho mejor. La introducción la hace Julio Gómez de la Serna, hermano y traductor del Dorian Grey, de Wilde; y cuenta anécdotas curiosas y sabrosas del ir y venir de Ramón, por la noche madrileña. Ramón era un reyezuelo de taifas, con corte en Madrid, original y bien pagado de sí mismo. Era tipo que no necesitaba público, pero sí muchos admiradores. En esta del circo seguro que no sale Miliki ni sus hermanos. Si yo tuviese oportunidad irrumpiría en su tertulia cantando Hola don Pepito, o Dale Ramón,(quizás más apropiado), a ver qué gesto adoptaba, si de Popeye o Mussolini. Igual nos retrataba después Solana, y se quedaba con el cuadro María Teresa León. Es un soñar.


Los prólogos son para el mañana

De cada época, gracias a los prólogos de obras clásicas, podemos averiguar sus sandeces. Ese derroche vano de tinta y papel puede ser interesante para los investigadores del futuro, que les permitirá conocer la sociedad que acogió la obra pretérita, sus prejuicios al respecto. Para los interesados en el clásico, que nos importa un bledo la opinión o justificación del presentador u ora, lo ideal es la obra en sí misma, porque los prólogos, como las ideas, son volátiles.



lunes, 14 de abril de 2025

La República fantástica

Nació la República de unas elecciones municipales, encabezada por los liberales, conservadores y católicos unos, progresistas otros, pero todos defensores del estado de derecho y la propiedad privada. A los liberales progresistas se sumaron los socialistas, que no creían en la República que representaban aquellos, por considerarla burguesa, pero necesaria como paso previo para implantar el socialismo. Para los independentistas, oportunidad de hacer realidad su sueño, es decir, convertirla en república de repúblicas, y después independencia. Para los anarquistas indiferente, porque no solucionaba los problemas de la clase trabajadora. Y para los monárquicos un drama. Bastaron dos años para que vencieran los conservadores, con el voto de la mujer. Pero se impidió a la CEDA formar gobierno, sino con los reformistas, porque así lo quiso el presidente de la República, que era católico. En tan breve período de tiempo, golpe de Estado, Casas Viejas, y reformas que no cuajan. Después Revolución de Otubre y escándalos como el del estraperlo. Más tarde, victoria en las unas de una alianza de liberales progresistas, independentistas, socialistas y comunistas, (en crecimiento), cada cual, con su propia hoja de ruta, pero con la pretensión común de que los republicanos claudicasen. Contrarrevolución y revolución, una larga guerra civil, más de un millón de muertos, exiliados y represaliados, Dictadura y gobiernos en el exilio. Ningún apoyo de las democracias internacionales, que temían la expansión de la revolución y la pérdida del monopolio de minerales y cítricos. Resolución de la ONU en el 50, que levantó sanciones al régimen filofascista que condenaron cinco años antes, y hace socio en el 55. Triste balance de un período. La República en el exilio se disolvió y quemó sus símbolos en el 77, porque sus representantes aceptaron la monarquía constitucional. Pero el mito se perpetúa.


Llosa, el Vargas

Vargas Llosa no ha sido santo de mi devoción, sino personaje mediático, de política y del Hola. No le pillé el punto a los perros ni a las prostitutas de la selva. Solo cuando Lituma visitó a los mineros, quise ver en su aquelarre un guiño a Dionisos, que igual fue cosa mía y no suya. Lo del Nobel va por suscripción. Ahora harán buen negocio los sucesores. Ahí en las estanterías se acumulan junto al polvo libros de esos que se compraban en los quioscos, regalos de reyes y otros equívocos, por lo del boom de lo americano. Creo que será más recordada la Preysler, o la misma Ayuso. Ya sé que voy de caminito a infierno.


viernes, 11 de abril de 2025

Ángel divino

De los pueblos siempre hay anécdotas de vecinos muy brutos, por no decir poco civilizados, de esas que conviene narrar por curiosas o porque dan alguna enseñanza. Este fue uno de aquellos casos que tienen dos partes. La primera la protagoniza el Antonio, que era muy bueno por simple, querido todos, aunque se reían de él. Murió frito por un rayo que cayó en mitad de un partido de futbol contra los de la localidad cercana. El suceso, pasada la sorpresa, desembocó en un mar de risas, que dio para varios días cada vez que se rememoraba la escena fuese en el bar, en las eras o la salida de misa. El entierro fue fecundo, en chistes y bromas, a la memoria del muerto. El Antonio se apoyaba en el marco metálico de la portería para ver mejor entrar los balones y allí dejó la vida. Bien es cierto que todo podría haberse evitado si se hubiese suspendido el partido, pero a nadie preocuparon cuatro gotas, por gordas que fuesen y las acompañasen rayos y truenos.

La segunda parte de la anécdota la traía Manolito el de la Carmen, sujeta de unas riendas, que, por encargo del Antonio, le había comprado un burro ese mismo día, a unos gitanos en el camino que llevaba de Lucena a Puente Genil. Era tan buena la planta del asno que cuantos lo vieron llegar al pueblo, a la que le contaban la muerte del Antonio le preguntaban por el precio de aquel. Manolito reía con la primera, pero quiso guardarse la respuesta de la compra, porque el negocio podía serle beneficioso; pero pronto empezó a cansarse de que todos sus vecinos le incordiasen con el óbito y la curiosidad, de que hablasen más de la cuenta y le señalasen, o le exigiesen cuentas, que no les interesaban. Y como muchos los pesados, que no parecía tener fin, quiso cortar aquello por lo sano y aclarar el trato. De este modo, al poco de que se enterrase al Antonio, una noche, sin decir esta boca es mía, tomó el cirio pascual de la iglesia y se subió con él al campanario. Serían pasadas las doce y media cuando se puso a tocar las campanas, con las que despertó a los somnolientos y alarmó a los insomnes, por lo que todos en el pueblo corrieron a la plaza a conocer la causa o motivo del repique. Así que vieron luz en el campanario, como la del faro de Alejandría, lo tomaron por milagro y creyeron que era aparición, anuncio del cielo, el alma en pena del difunto que regresaba como Lázaro del Infierno a darles una señal.

Se juntó el vecindario, unos contagiados por otros, a contemplar el prodigio y estos rezaban o cantaban, aquellos callaban, incluso los había que tentaban la huida. Tan llena estaba la plaza que, Manolito, animado por su éxito en la convocatoria, a grandes voces, puso orden y ordenó silencio.

- ¿Estáis todos? – preguntó a la concurrencia.

- Sí – le contestaron al unísono, hombres, mujeres, ancianos, viejas, niños y mozas, todos cuantos allí se agolpaban.

- ¿Estáis todos? – repitió de nuevo.

- Sí – corearon otra vez.

- ¿Estáis todos? – insistió.

Y a esta le respondieron, guiados por la intuición.

- Sí, ángel divino.

- Ea, pues catorce duros costó el pollino.


martes, 8 de abril de 2025

Ron Jeremy o el Mercurio del porno

Ron Jeremy humanizaba el porno. Era algo así como la figura del gracioso en el teatro del Barroco que, al irrumpir entre los nobles o dioses del Olimpo con sus giros y chacotas, le aportaba credibilidad a la posibilidad se ascender en la escala social y disfrutar el sexo para ricos. El intermediario entre el hombre de la calle y la divinidad de Venus, un Mercurio para pobres, vamos. De este modo cualquier consumidor de pornografía, tomándolo como ejemplo, podía soñar con la posibilidad de rodearse de beldades y hacer el triple salto mortal sin necesitar de viagras ni miedo a romperse la crisma. Era un tipo que generaba simpatía al aparecer por donde menos podía imaginarse uno, y ponerse a funcionar con más gracia que cualquier musculitos.

A Ron Jeremy dejamos de verlo en el porno, porque se fugó a la serie B, y empezó a hacer otros papeles algo más serios, sin el mismo éxito que en su anterior etapa. Todo el que lo veía fuera de su ambiente sospechaba que echaba en falta sus affaires con las starlets del X. 

Desde que Ron perdió juventud y fama se le han acumulado denuncias y juntado días de cárcel. Igual, después de estas, escribe sus memorias y vuelve a hacerse rico. Es posible que Hitler, en caso de haber coincidido ambos en el tiempo, le hubiese librado de ir a un campo de concentración, por lo de ser judío, más que nada gracias a su pintoresca carrera. Existe una comunidad hebrea en los EEUU que ha propuesto que le hagan un injerto de prepucio para que deje de ser judío. El mundo va muy, pero que muy loco.


domingo, 6 de abril de 2025

Por un lote de libros

Me hace gracia que existan concursos de literatura que te obsequian con un lote de libros. Entiendo que al principio pueda sonar bien, porque eso de que te regalen muchos, si eres lector, es una gozada. Pero luego resulta que esos tochos no eran precisamente los que habías soñado, sino los que la editorial, la administración o quien organiza la rifa tiene de sobra en el almacén, y no sabe cómo desembarazarse de ellos. Es dura esa realidad de abrir el paquete y no encontrar nada que te guste, y ya piensas en los que vas a regalar a los amigos o a la biblioteca del instituto. También puedes disimularlos en alguna librería de esas que compran y venden, y llevarte de segunda mano los que de verdad te interesan. Recuerdo aquel lote de comics que me tocó en cierta ocasión y que me hizo muy feliz, porque era inocente, ignorante y me bebía todo. Creo que de aquellos no conservo ni uno, fueron flor de un día, gozo, más que nada, de ir cargado por la calle de la Feria con un gran tesoro, arropado por el aroma del azahar que invitaba a imaginar que el mundo de la historieta era mío porque me había llevado un premio, recogido en el Potro.


jueves, 3 de abril de 2025

Un continuará y un hermano macaco

Yo me enteré de lo que era un continuará con un cuadernillo de El Guerrero del Antifaz, que me compró mi padre en la estación de Atocha en cierta ocasión.

- Pero si esto salía cuando yo era chico – me dijo, tomando un ejemplar del escaparate de una tienda de prensa.

Se titulaba Libertando Cautivos. El Guerrero daba un puñetazo en portada a un guardián ante la mirada atónita y sorprendida de los prisioneros, y en sus páginas salían los hermanos Kir, la bella Zoraida y juraría que el Conde de los Picos, y por supuesto Fernando y el Guerrero. A espadazos liberaban a miles de cristianos, presos de Alí Kan, Olián o alguno de aquellos tipos de turbante y perilla. Lo pasé pipa mientras nadé en su lectura, pero al llegar al final, donde remataban las viñetas, se podía leer aquello de “continuará” y quedé perplejo; e interrogué a mi padre al respecto, porque nunca antes lo había visto.

- Eso quiere decir que la historia sigue en otro número – dijo, y le tomé la palabra.

Desde ese día, todos los sábados íbamos al kiosco de prensa del barrio y mi padre pedía el periódico y el último de El Guerrero. A mi hermano le compraba un número de Tarzán, de aquellos de la editorial mexicana EN. Mi hermano se sentía fascinado por el personaje, porque era el rey de los monos, y él estaba convencido de que era un ídem. La culpa era de mi padre, que le decía monito. Un día en la tele pusieron un documental de monos, donde salían unos por las ramas, y mi hermano gritó dando un salto que eran su familia. Este tipo de declaraciones no agradaban a mi abuela Visitación, que nos leyó varias veces la cartilla con indignación y aseguró que no era ningún macaco. Esta historia, sin embargo, no tuvo más continuación, aunque sigo apreciando ciertas semejanzas entre ellos, ahora más con los gorilas.


miércoles, 2 de abril de 2025

De cuando grabamos lo de Star Wars

Entonces no había móviles, pero te las apañabas con unas cintas magnetofónicas, no para hacer un vídeo sino un serial. Tenía mi amigo Javi Mesa dos vinilos, creo que eran, con la banda sonora de La Guerra de las Galaxias y, aprovechando que disponíamos de los cómics de Bruguera, decidimos grabar los diálogos con la música de Williams de fondo. Yo creo que la idea nos la dio la edición musical de La Guerra de los mundos, la de Orson Welles, que entonces salió en disco, pero de la que ponían partes en la radio, para que la comprases. Javi la tenía, pero en inglés, porque se notaba menos el falsete, según sostenía muy serio. Aquello nos motivó a leer el libro también. Por todo ello formamos un grupo de amigos y alguna amiga y nos pusimos a la tarea de hacer lo propio, pero con la obra de Lucas. A Fernando le tocó hacer de Han Solo, y a Verónica, la francesa, de Princesa Leia. Javi se ocupó de poner voz a Luke y yo me hice cargo de C3po y Darth Vader, que imitaba a la perfección con ayuda de una tapa de un bote enorme de caramelos. Con la improvisada colaboración de algún que otro amigo, le fuimos dando voz a todos los personajes y en unas pocas de tardes, aquellas en las que no sufrimos demasiadas interrupciones, conseguimos una cinta muy chula con toda la historia. La pena es que de tanto parar, grabar sobre lo grabado y oírla se terminó rompiendo, y aunque repetimos la experiencia varias veces, por diversos motivos ajenos a nuestra voluntad de conseguirlo, las nuevas versiones no nos salieron igual de bien que la primera. Al final las perdimos todas, pero lo pasamos estupendamente mientras duró la fiebre.