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jueves, 1 de marzo de 2007

ARTEMISIA GENTILESCHI.


Esta mujer fue uno de los pintores más celebrados del siglo XVII. Fue considerada una seguidora del estilo de Miguel Ángel de Caravaggio y cuando éste fue denostado por los neoclasicistas, ella y su obra también sucumbieron a las críticas. Afortunadamente, en la actualidad se ha rescatado su figura del olvido, tal vez beneficiada por una lectura feminista que desde ciertos ámbitos se viene haciendo de algunos personajes femeninos protagonistas de la historia, o simplemente por su verdadera valía como creadora.

La vida de Artemisia fue tan accidentada como la de cualquier otro artista de su época. Desgraciadamente en aquellos tiempos su condición de mujer no le favorecía en absoluto. No pudo solventar sus problemas con la espada como hacían muchos de sus compañeros de profesión y estuvo expuesta a muchos abusos. Nació en una familia de pintores. Roma, Florencia y Nápoles fueron las principales ciudades donde desarrolló su carrera, aunque viajó a otras como Venecia o Génova. Los papas, los Médici, grandes magnates y monarcas de toda Europa, fueron sus clientes. Fue violada en su juventud, se separó de su marido y tuvo numerosos amantes según las malas lenguas. Siempre andubo escasa de dinero. Destacó en la pintura de retratos y bodegones, géneros reservados entonces a las mujeres. Pese a ello, cuando tuvo ocasión, demostró sus aptitudes para las grandes composiciones de carácter religioso, pasajes bíblicos, o históricas.


En sus autorretratos vemos a una mujer morena y regordeta, de mirada impertinente o desafiante, que denota mucha seguridad.


Quizás uno de sus cuadros más famosos, del que existen dos versiones, sea el de la heroína judía Judit decapitando al general asirio Holofernes mientras dormía. Es una estampa muy sanguinaria, muy del gusto de la época.


Personalmente prefiero el de Susana y los viejos, que podéis ver arriba. Es una pintura que hizo con tan solo 17 años. Es interesante la composición por lo artificiosa e incómoda. La escena tiene algo de surrealista. Más que erotismo transmite repulsión.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

gracias a las feministas historiadoras del arte podemos disfrutarlo. se trata de eso, de hacer ver que es repugnante, el piropo no deseado...

El Juan Pérez dijo...

Podemos disfrutarlo gracias a Artemisia que fue quien lo pintó. Creo yo.