Sir Smith, abandonaba Yibraltar camino de las Indias occidentales, y obsequiaba a su amada, Mis Dolores Aranda, con el camafeo que había pertenecido a su madre.
No te olvidaré nunca, decía ella, ten cuidado con las Indias. No te preocupes, él, sólo me interesa el algodón.
Y embarcó, y el galeón se perdió en lontananza.
Ella echó una lagrimita y se compró un mono. Smith naufragó y se lo comieron los caribes.
En el peñón la vida continúo sin sobresaltos.
3 comentarios:
No me jodas perez, ese no es Smith. Ese es Guybrush Threepwood con la princesa leia.
gracias por tu comentario , hacia mucho que no me pasaba por aqui
a ello voy
besazo
Cuanta historia triste, aunque siempre puede acabar peor.
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