Seguidores

martes, 22 de abril de 2008

Blaki, matón de barrio.


Blaki era el matón del barrio. Desde sus años de escolapio almacenaba odio en su corazón contra todo el género humano. Y nunca nadie supo el por qué de aquello. Merodeaba por mitad de las calles pisando con chulería el asfalto, sorteando coches, buses y motocicletas. Tenía un no se qué de torero que lo hacía distinguido y daba al barrio aires de monumental. Encendía un pito y lo fumaba como si fuese a entrar a matar con él. Los pizzeros motorizados le rodeaban con respeto. Más de una mocita, y no tanto, le hizo gestos obscenos alguna vez mientras lo veían sortear vehículos. Blaki ni se inmutaba. Un día se convirtió en estatua de sal y lo hicieron polvo dos trolebuses y una cuadriga romana desbocada. Vinieron los barrenderos muy temprano y a golpe de manguera sacaron de allí lo que de él quedase. Un barrio de esta calaña no se merecía héroes de esa casta.

2 comentarios:

Eva dijo...

Muy buena historia, me ha gustado mucho. :)

El Juan Pérez dijo...

Me alegro. Siempre que encuentres algo por aquí que te guste no dejes de manifestarlo. Uno necesita satisfacer su ego de cuando en cuando. Gracias.