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jueves, 10 de abril de 2008

Bajando.


Bartolo se aburría en su pueblo. Siempre subiendo y bajando aquella escalera que mandó construir Carlos III en tiempos de la colonización. De la puerta del Ayuntamiento a la de la Iglesia y de la de la Iglesia a la del Ayuntamiento. Y no había más. -Un día me marcho a la capital.- se decía. Así pasaba las mañanas y parte de las tardes. Así hasta que el alcalde mandó remozarla con el beneplácito de Bellas Artes y una ayuda de la Junta. Entonces se aburrió más todavía porque ya sólo podía pasear camino del cementerio.

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