El Senado Romano envió a Quinto Aurelio Simmaco a la corte del emperador Valentiniano II, (371-392), en Milán. El objetivo de este senador era convencer al joven augusto de la necesidad de reinstalar la estatua de la Victoria en la curia de Roma.
La estatua de la diosa Victoria la trajeron los romanos de Tarento y la mandó colocar Augusto en la curia tras la batalla de Actium, (31 a. C.). Era costumbre que los senadores quemaran una pizca de incienso en su honor al entrar al edificio. La figura presidía las sesiones del Senado, bajo ella los senadores juraban lealtad a los césares, y rogaban por su salud y la prosperidad del Imperio.
Con el triunfo del cristianismo algunos emperadores como Graciano adoptaron la nueva fe e iniciaron una campaña contraria a los ritos paganos. La estatua de la diosa fue retirada de su lugar privilegiado. Contra esta medida se alzaron los senadores y escribió Símaco su Relatio III a Valentiniano, donde afirmaba que la grandeza del Imperio y la continuidad de su glorioso pasado dependían del respeto a los dioses patrios.
De nada sirvieron sus ruegos, sus razones fueron refutadas por Ambrosio de Milán y veinte años más tarde por Prudencio. El emperador Teodosio se encargaría de silenciar definitivamente los últimos estertores del paganismo... oficialmente!
La estatua de la diosa Victoria la trajeron los romanos de Tarento y la mandó colocar Augusto en la curia tras la batalla de Actium, (31 a. C.). Era costumbre que los senadores quemaran una pizca de incienso en su honor al entrar al edificio. La figura presidía las sesiones del Senado, bajo ella los senadores juraban lealtad a los césares, y rogaban por su salud y la prosperidad del Imperio.
Con el triunfo del cristianismo algunos emperadores como Graciano adoptaron la nueva fe e iniciaron una campaña contraria a los ritos paganos. La estatua de la diosa fue retirada de su lugar privilegiado. Contra esta medida se alzaron los senadores y escribió Símaco su Relatio III a Valentiniano, donde afirmaba que la grandeza del Imperio y la continuidad de su glorioso pasado dependían del respeto a los dioses patrios.
De nada sirvieron sus ruegos, sus razones fueron refutadas por Ambrosio de Milán y veinte años más tarde por Prudencio. El emperador Teodosio se encargaría de silenciar definitivamente los últimos estertores del paganismo... oficialmente!
2 comentarios:
.. y hablando de Victoria ¿tu sabes por que le han cambiado el nombre al parque de la Victoria de Jaen? ¿realmente era un homenaje a la victoria franquista? y en ese caso ¿por que han tardado tanto en cambiarla? Hale, ya tienes trabajo.
Saludos compañero, pronto me leeras a diario ...
El monumento anexo conmemora las batallas de Las Navas de Tolosa, (1212), y la de Bailén, (1808). Si el parque se llama, o llamaba, así por otra victoria es cosa que desconozco. Pero la solución es fácil, basta con mirar su nombre en un plano anterior a 1939. En cualquier caso, indagaré.
(Esa vuelta al diario habrá que mojarla.)
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