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sábado, 7 de julio de 2007

EL MAR, EL MAR !!!!!!!


(...) prodújose un gran vocerío. Al oirlo, Jenofonte y los que iban en retaguardia creyeron que se habían encontrado con nuevos enemigos, pues les iban siguiendo los de la comarca quemada, y los de la retaguardia habían matado algunos y cogido otros vivos en una emboscada, tomándoles veinte escudos hechos con mimbre y pieles crudas de buey de mucho pelo. Pero como el vocerío se hacía mayor y más cercano y los que se aproximaban corrían hacia los voceadores, como el escándalo se hacía más estruendoso a medida que se iba juntando mayor número, parecióle a Jenofonte que debía de tratarse de algo más importante, y, montado a caballo, se adelantó con Licio y la caballería a ver si ocurría algo grave. Y en seguida, oyeron que los soldados gritaban: "¡El mar!, ¡el mar!", y que se transmitían el grito de boca en boca. Entonces todos subieron corriendo: retaguardia, acémilas y caballos vivamente. Cuando llegaron todos a la cima se abrazaban con lágrimas los unos a los otros, generales y capitanes. Y en seguida, sin que se sepa de quién, partió la orden, los soldados se pusieron a traer piedras y levantar un túmulo, que cubrieron con pieles crudas de buey, con bastones y con escudos de mimbre que habían cogido...

Jenofonte, Anábasis, ( La Expedición de los Diez Mil).
Traducción de Miguel Planas Font.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Joer, cómo se ponen los pelillos de punta. Un fragmento bien escogido y muy expresivamente ilustrado.

Rafa Infantes dijo...

Precioso el texto, lástima que algo después llegarán los promotores despiadados y levantaran allí mismo una macrourbanización y un campo de golf.