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viernes, 18 de septiembre de 2009

Amor de piedra.


En aquella época de la Prehistoria, eso de encontrar pareja no tenía nada que ver con los chats ni las páginas webs de casamientos de hoy. El cortejo de la especie era más directo. Bastaba con darle un buen garrotazo a la fémina en cuestión en los omóplatos y llevársela a la cueva para ponerse a fabricar chiquillos. Por aquel entonces lo de la violencia de género era de lo más normal.
Con el andar de los tiempos y la evolución esas costumbres primarias fueron desapareciendo. Bueno, en parte. Aún subsiste el homo primigenius en áreas domésticas de nuestra geografía. El homo y la homa, todo hay que decirlo.

1 comentario:

Unknown dijo...

Me parece muy bien la aclaración, vaya a ser que alguna feminista encendida lo lea y le parezca discriminatorio, o nuestra menestra, todo pudiera pasar.

Por cierto, se ha muerto el "papá" de Sin Chan