Reinaba en España el rey Felipe IV cuando Catalina Erauso gustaba de vestir a la manera de hombre y manejar la espada también. Cuentan los cronicones de entonces que recorrió América de esta guisa. A temprana edad manifestó sus predilecciones y sus padres optaron por internarla en un convento. Poco duró aquel propósito pues se fugó pronto y emprendió la indómita vida del soldado de fortuna. Con el nombre falso de Antonio, esta vasca amante de las armas, andubo de un lado a otro buscando aventuras y pendencias. Su valentía y bravura la hicieron famosa. El Papa Urbano VIII la llamó al orden pero al verla cara a cara le dio permiso para vestir como quisiese.
Poco se sabe de su muerte, salvo que algunos dicen, afirman, se la llevó el diablo.
Poco se sabe de su muerte, salvo que algunos dicen, afirman, se la llevó el diablo.
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