Hasta Córdoba viajó Sancho el Craso, rey de León, acompañado de su abuela Toda, reina de Navarra, que también era tía del Califa, para perder unos kilos y recuperar el respeto de sus súbditos.
Ibn Saprut, el médico personal de Abderramán, le impuso una dieta severa. Ordenó que le cosieran la boca y que solo le administrasen infusiones mediante una pajita.
Al cabo de 40 días el monarca había perdido la mitad del peso que traía y ya era capaz de andar cinco kilómetros al día y holgar con una mujer.
Hecho un figurín, pidió entonces ayuda a su primo para recuperar el trono pues lo había perdido por gordo. El califa ordenó a su ejército que lo acompañase hasta León y que no regresase hasta dejar a su pariente en el lugar que le correspondía.
3 comentarios:
Ey, esta leyenda me tocaba a mí
Lo llevarías en secreto.
No es leyenda, lo he mirado en la wiki. El tío se hizo una dieta rápida para recuperar el trono. Muy bueno. Por cierto, en la ilustración de la wikipedia está el tio hecho un figurín. La dieta funcionó (o el dibujante era un pelotas)
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