Seguidores

miércoles, 2 de julio de 2008

Rociero loco.


Decía ver a la Virgen. Pero en las florestas de Doñana perdía la razón en cuantico el Sol se ponía por el horizonte. Mucho salero, mucha gracia, mucho arte con las palmas y los tacones... ¡y con el hierro! Las navajas eran parte de sus manos y genio. Genio y figura. Tenía duende con las hojas. Afeitaba a los romeros sin que bajarse pudieran del caballo. A más de una niña rajó el traje de volantes. Una noche se durmió a la vera del camino, borracho de sangre y luna, y lo aplastaron las ruedas de los carros tirados por tractores disfrazados de jardineras.

1 comentario:

Eva dijo...

Jeje tiene aires de Lorca, pero mucho más pícaro.