El “pedómetro” era un curioso artilugio que los señoritos de la Residencia de Estudiantes idearon para medir el poder de una ventosidad. Lo describe Alberti en su Arboleda Perdida, pero seguro que existen otras fuentes que completen el cuadro. El instrumento en sí consistía en una caja de madera con un orificio lateral. En el interior había una vela encendida y sobre esta pendía un cordoncillo de hilo. La gracia consistía en provocar mediante el gas despachado por el ano una llamarada que prendiese la hebra descrita.
El ejercicio de tal deporte era secreto, pocos eran los privilegiados que podían participar en tal competición. Pero tenemos datos suficientes para confirmar la presencia en estos juegos del mencionado Rafael, Pepín Bello, Buñuel, Dalí, Moreno Villa y, naturalmente Federico, entre muchos otros, porque el cuarto de este último era muy frecuentado. Se desconoce el nombre del inventor del “pedómetro”, pero sin duda la autoría del invento era obra de alguno de los mentados, porque lo de “putrefacto” fue cosa de Dali, que debió de leer en La torre de los jorobados de Mitre. Es singular que a estas alturas de homenajes y memorias nadie exponga en ninguna muestra del poeta granadino una de sus más originales creaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario