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viernes, 26 de octubre de 2018

Teuta, reina de Iliria.


Murió Agrón, rey de los ilirios, y pasó a gobernar el reino su esposa Teuta como regente, que confió a sus amigos la dirección del ejército, dándoles libertad para dedicarse al saqueo de las ciudades costeras del Adriático, sin respetar tratados ni leyes. Atemorizados andaban los de Epiro por su belicosa actitud y pidieron ayuda a los romanos. Estos enviaron unos legados para entrevistarse con la reina.

- En Roma tenemos por costumbre escuchar a todas las partes. Los de Epiro se quejan de las injusticias que sufren contigo. ¿Cuál es tu opinión al respecto?
A la reina no le hizo ninguna gracia la presunción de aquellos hombres.
- Procuraré que los ilirios no cometan injusticias con los romanos pero nadie puede impedirnos que saquemos provecho del mar.
El legado más joven no se contuvo ante la altanería de Teuta.
- También tenemos por costumbre en Roma castigar las injusticias. Si tu actitud con los epirotas no cambia te obligaremos a hacerlo con las armas.
Perdió la compostura la reina por la respuesta y despidió a los legados. Después ordenó a dos sicarios que asesinasen al que había hablado, y así lo hicieron.
Cuando la noticia llegó a Roma, los romanos alistaron un ejército y enviaron una flota de doscientas naves.
Tras varios enfrentamientos militares adversos, Teuta se vio obligada a aceptar la rendición y firmar unos pactos de sumisión al Senado.
Como premio a su acción militar en favor de los griegos, los corintios invitaron a los romanos a participar en los Juegos del Istmo por primera vez.
Teuta pasó a convertirse en otra de las grandes enemigas de la República.

J.F.P.R. Tales.






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