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lunes, 12 de octubre de 2020

Endemoniados de Jaca

 



Los endemoniados de Jaca es no sólo una entretenida novela sino un verdadero trabajo antropológico sobre la religiosidad popular. Carmen de Burgos, Colombine, la primera periodista que pudo llamarse como tal en este país, hizo un relato estremecedor sobre las creencias ancestrales que en la España de los años 20 aún perduraban en Jaca o en cualquier otro lugar de esta piel de toro. La historia gira en torno a un joven murciano y su familia que van a establecerse en la ciudad aragonesa. Poco a poco van conociendo las singulares costumbres que animan el día a día de sus habitantes y no quedan indiferentes ante la creencia sin fisuras de estos en las posesiones demoniacas. La autora, con buen ejercicio periodístico, se limita describir el ambiente y cuanto sucede en las celebraciones religiosas del lugar, y ofrece una descripción bastante objetiva de estas, dando al lector la oportunidad de opinar al respecto. Pese a tener la autora fama de feminista, no se aprecia en el libro una especial exhibición de tal credo, pues no recurre a las consabidas letanías con las que las escritoras de género nos obsequian y se limita a exponer el poderoso influjo de la religión sobre las mujeres, variado según a la clase social que perteneciesen. Sí es interesante el pensamiento liberal que expone en boca de alguno de los protagonistas, un sacerdote, que convierte a ratos en un volteriano. Una novela interesante que merece el mismo trato que San Manuel Bueno Mártir, de Unamuno, por ofrecer otra visión, de la época, de cuanto concierne a lo religioso y, por supuesto, otras respuestas

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