Cuenta Dion Casio que el César Domiciano convocó a senadores y patricios a un banquete donde la sala estaba pintada de negro, el mobiliario era de este color, y la vajilla y las piezas de la cubertería también. Incluso los esclavos eran negros. Junto a cada comensal se había instalado una lápida con su nombre así como una lámpara de las que se usaban para alumbrar los sepulcros. Unos jóvenes pintados y vestidos de negro bailaron como en los funerales. La comida fue la propia que a los espíritus de los muertos se solía ofrecer en los sacrificios. Y toda aquella ceremonia se desenvolvió en el más absoluto silencio.
Terminado el evento cada cual montó en su litera y regresó a su casa con la lápida como recuerdo.
Terminado el evento cada cual montó en su litera y regresó a su casa con la lápida como recuerdo.
1 comentario:
Supongo que sería algo así como la primera fiesta Killer de la Historia.
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