
Brian Yersey era vigilante espacial en el asteroide B-37. Un destino poco codiciado. Un lugar alejado de todas partes pero que no debía caer en manos del enemigo. Éste no hacía acto de presencia y el tiempo pasaba despacio. Por eso Brian Yersey, entre tanta soledad, acabó como el resto de sus antecesores: disparando a su propia sombra; aunque en el informe de sus superiores se señale que lo hizo sobre el enemigo.
Dios, Pérez... ¿has puesto publicidad en el blog?
ResponderEliminarEstá muy mala la cosa.
Ah, el vil metal!
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