
Sir Smith, abandonaba Yibraltar camino de las Indias occidentales, y obsequiaba a su amada, Mis Dolores Aranda, con el camafeo que había pertenecido a su madre.
No te olvidaré nunca, decía ella, ten cuidado con las Indias. No te preocupes, él, sólo me interesa el algodón.
Y embarcó, y el galeón se perdió en lontananza.
Ella echó una lagrimita y se compró un mono. Smith naufragó y se lo comieron los caribes.
En el peñón la vida continúo sin sobresaltos.
No me jodas perez, ese no es Smith. Ese es Guybrush Threepwood con la princesa leia.
ResponderEliminargracias por tu comentario , hacia mucho que no me pasaba por aqui
ResponderEliminara ello voy
besazo
Cuanta historia triste, aunque siempre puede acabar peor.
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