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martes, 17 de abril de 2007

El canto de las Sirenas.


"Primero llegarás a las Sirenas, las que hechizan a todos los hombres que se acercan a ellas. Quien acerca su nave sin saberlo y escucha la voz de las Sirenas ya nunca se verá rodeado de su esposa y tiernos hijos, llenos de alegría porque ha vuelto a casa; antes bien, lo hechizan éstas con su sonoro canto sentadas en un prado donde las rodea un gran montón de huesos humanos putrefactos, cubiertos de piel seca. Haz pasar de largo a la nave y, derritiendo cera agradable como la miel, unta los oídos de tus compañeros para que ninguno de ellos las escuche. En cambio, tú, si quieres oírlas, haz que te amarren de pies y manos, firme junto al mástil que sujeten a éste las amarras , para que escuches complacido, la voz de las dos Sirenas; y si suplicas a tus compañeros o los ordenas que te desaten, que ellos te sujeten todavía con más cuerdas."
Odisea, Homero, Canto XII.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué pasaje tan evocador y sensual a la vez, Juan. Qué fuerza tiene y ha tenido lo femenino. A mí que no me digan, no es cuestión de estar obsesionado es magia, es poderío, es pura esencia. ¿Qué sería el hombre sin ella?

El Juan Pérez dijo...

Yo creo que la Odisea es una constante búsqueda de lo femenino, un viaje a la mujer: Nausíca,Circe, Calipso, Penélope...

Silvio Gnisci Morgach dijo...

Pues voy a teclear un fragmento de un texto de Maupassant extraído de un cuento suyo:

La tierra es habitable sólo porque las mujeres están en ella; el sol brilla y calienta sólo porque las iluminan; el aire es agradable de respirar, porque se desliza por su piel y hace revolotear los pelillos de sus sienes; la luna es deliciosa, porque les hace soñar y concede al amor un lánguido encanto. Ciertamente, todos los actos de Paul tienen por móvil a las mujeres; todos sus pensamientos van hacia ellas, así como todos sus esfuerzos y sus esperanzas (Maupassant, Las hermanas Rondoli)